sábado, 21 de junio de 2014

Ponle un "sí" a la vida. Episodio 1 - "¿Quieres una patata?":

¡Al fin había llegado! Después de tanta espera, en voz alta podíamos decir que por fin había llegado. Cuando vi a Rudy en la parada de autobús esperándome con cara de enfado, supe que llegaba más tarde de lo que debía. Pero daba igual porque ¡el día había llegado!.

- Yo: Perdón, perdón, perdón, perdón.

- Rudy: ¡Siempre igual Vicky! Voy a empezar a salir con gente más puntual, ¡PESADA!

- Yo: Por ahí no vayas que sin mí no puedes vivir. Además, ¿con quién vas a ir a ver a Lula si no es conmigo?

Lula era la artista de moda. Yo estaba loca por su música, siempre me hacía sentir tan bien... A Rudy, en cambio, le interesaba otro tipo de música. Pero cuando se fue de intercambio a Irlanda, el muy pavo se olvidó sus cd's en España y me pidió que le enviara algo de mi música para no aburrirse. Y le violé con canciones de Lula. Tanto fue así, que volvió fan perdido.

- Rudy: Ahí viene nuestro autobús; ¿llevas tu entrada encima?

- Yo: Obviamente, la he guardado lo primerito nada más levantarme. Ha sido lo primero que he hecho. Lo primero por delante de cambiarme de bragas (Me mofaba).

- Rudy: ¡Burra, con un "sí" me hubiera bastado! (se rió también)

Tomamos el autobús número 332 en dirección sur. Teníamos que pasar por todos los pueblos de la Comunidad antes de llegar a Tuétar, el pueblo donde actuaba Lula aquella noche. En el camino, íbamos "repasando" las letras de las canciones: "XXL", "A la cara", "Plástico gris"... y digo "repasar" porque nos las sabíamos de memoria, pero cualquier excusa era buena para cantar una canción de Lula.

Al llegar, no nos costó demasiado encontrar el escenario. Sólo callejear un par de minutos y enseguida dimos con el recinto ferial. Eran las 10:00 de la mañana y allí no había nadie, pero ser buen fan y pillar un buen sitio es lo que tiene, que hay que sacrificarse.

Nos sentamos en las vallas y empezamos a jugar con los móviles. Notitas de voz a los amigos vacilando de estar allí, fotos por puro aburrimiento, reescucha de los temas de Lula... Y así durante doce largas, calurosas y pesadas horas hasta que llegó la hora de empiece del show. Unos leves y cada vez más fuertes latidos de corazón eran la Intro que llevaba a la primera canción de la noche, "Me duele". Le siguieron numerosos hits como "Te conozco", "Fuego" o "Pista 5". Y así hasta 26 canciones. Disfruté como nunca. Y Rudy también disfrutaba lo suyo. En algún momento me giré para verle y no podía parar de sonreír. Él vive los conciertos. Es tan filósofo para la música y la vive tanto... se notó que se lo pasó en grande.

- Lula (en el escenario): ¡Buenísimas noches Tuétar, hasta siempre!

¡Qué cortito se me había hecho!, ¡cómo desearía volver a las 10:00 de la mañana y tragarme toda la espera! Al fin y al cabo, mereció la pena. Sumergida en mis pensamientos, me habó Rudy:

- Rudy: Ven, vamos a ver si nos dejan pasar al backstage.

- Yo: ¡sí, sí, sí, sí, sí!

Pese a que el personal de seguridad se mostró negativo a dejarnos pasar a los fans, a Rudy y a mí; el mánager de Lula nos permitió el acceso.

- Carlos (mánager de Lula): Chicos, poneos esto que os voy a dar para identificaros (Y empezó a repartir pases VIP que todos nos colgamos al cuello).

Hablé a Rudy en voz baja para que sólo se enterara él:

- Yo: A nosotros no nos hace falta ponernos el pase. Lula nos ama, es un hecho que todos saben. Pero me lo pongo por puro formalismo y que no me echen del backstage (puse cara de chula y me mofé).

En esto, Carlos habló:

- Carlos: Esperad aquí que ahora salen. No os mováis.

Y a cuentagotas fueron primero apareciendo los músicos de Lula. Carlitos, el guitarra; Yaguito, el bajista... Rudy estaba encantado preguntado a los músicos sobre sus modelos de instrumento. Pero de Lula no teníamos rastro aún.

Y entonces se abrió una de las puertas de una caseta (que imagino que sería el camerino) y apareció Lula con unos vaqueros azules, una camiseta blanca y una chaqueta roja. Y tacones, ¡siempre en tacones! Estaba fabulosa. Me quedé paralizada, no sabía cómo reaccionar. Para mientras yo estaba sumergida en mis pensamientos, las demás fanáticas rodearon a la artista y empezaron a bombardearla a preguntas: ¿cuándo va a haber otro concierto?, ¿incluirás más canciones?, ¿es cierto que estás saliendo con un chico de la tele?... Lula respondió a sus simpatizantes de manera correcta y educada, pero siempre con distancia. No quería provocar escándalos entre sus alocadas fans. Rudy siempre decía que era "demasiado fría y borde". Entonces sentí unos chasquidos de dedos frente a mí y espabilé.

- Lula: ¡Hola!, ¿te encuentras bien? (dijo con una gran sonrisa y un acentillo andaluz de lo más salado).

- Rudy: ¿Vicky?, discúlpala, es que es muy admiradora de tu trabajo.

Tenía a Lula enfrente y no le podía responder. Sentía que algo no iba bien.

- Lula: ¿Hola?, ¿te encuentras bien?

Lo que pasó después no lo sé con certeza porque me desmayé de la tensión. Cuando desperté estaba con Rudy en una habitación.

- Rudy: ¿Vicky?

- Yo (empezando a volver en mí): Tío, ¿qué ha pasado?, ¿dónde estamos?

- Rudy (con cierta sorna): Te has desmayado cuando Lula te hablaba. Ya hay que ser lerda (se reía).

- Yo: ¿pero dónde estamos?

- Rudy: Es que no sé si decírtelo por si vuelves a caer redonda.

Una expresión facial mía, sin palabras, bastaba para que Rudy me respondiera.

- Rudy: Estamos...

- Lula (entrando en la habitación): ¡Vaya, ya estás mejor!, ¡qué susto nos has dado a todos!

- Yo (al fin pude hablarle): ¡Lula!

- Lula: Te has desmayado en el backstage. ¡Si es que no podéis venir tantas horas antes sólo para verme! (dijo entre risas). ¿Tienes hambre?, ¿quieres una patata? (me acercó un plato ofreciéndome).

- Yo (todavía sin creer demasiado en aquella extraña situación): ¿Estamos en un hospital?

- Lula: ¡Qué va! Este es mi camerino. Te hemos traído aquí para sentarte y dejarte reposar... Claro, que si llegas a tardar 20 minutos más en despertar, te encargamos un ataúd (se reía a carcajadas).

Pasamos un rato más allí sentados mientras me recuperaba. Lula nos preguntaba qué nos había parecido su show. Sólo teníamos palabras de alabanza, por supuesto. Rudy se preocupó:

- Rudy: Vicky, ¡¿cómo vamos a volver?! Hemos perdido el último autobús.

No respondí. Mientras pensaba una respuesta, Lula comenzó a hablar.

- Lula: Yo os acerco en mi coche. Es lo menos que puedo hacer ya que rechazáis mis patatas (siguió en sus risas). Si tu amiga se siente mejor, podemos irnos cuando queráis.

En coche con Lula... he debido golpearme en la cabeza. No daba crédito.

Cuando llegamos al coche, Rudy me ofreció ir delante para no marearme. Pero tras su intención, me cedía realmente el asiento delantero para ir al lado de Lula. 

En el camino, Rudy preguntaba el porqué de que Lula no fuera en la Mini-TourBus con el resto de su banda y trajera su coche. Lula respondió que le daba mayor libertad ir en su vehículo privado; podía poner su música, ir cantando... Todo ello lo contaba entre risas. Si algo nos impactó, tanto a Rudy como a mí, fue que Lula se mostrase tan simpática con nosotros. Siempre la veíamos tan seca... Pero nada más lejos de la realidad. Fue muy divertida.

Rudy fue el primero en bajar. 

- Rudy: ¡Gracias Lula! Te has ganado un fan de por vida (bromeó).

- Lula (siguió su broma): Si no te veo en el resto de mis conciertos, iré a torturarte por embustero.

Lula y yo en el coche. Dulce utopía convertida en realidad. No sabía ni a qué lugar mirar. Ella me iba hablando pero iba sumergida en mis pensamientos. Tanto, que no me di cuenta de que ya estábamos en mi portal.

- Lula: La pregunta que te voy a hacer es bastante tonta, pero como nunca se sabe... ¿tienes teléfono móvil?

- Yo: Sí (sin saber a dónde quería llegar).

- Lula: Apunta mi teléfono personal. Me da pena que hayas estado tan cortadilla y no hayas hablado más conmigo. Además, tú pruebas mis patatas fritas del camerino sí o sí (sonrió).

Le devolví la sonrisa y anoté su número. Bajé del coche y la miré.

- Lula: ¡Llámame cuando quieras!, ¡hasta la próxima Vicky!

Y se marchó.