lunes, 19 de septiembre de 2011

"Cutrel" (Hotel Blue Beach, Can Picafort, Mallorca):

Si lo que buscas es un sitio con encanto, servicio agradable y unas vacaciones doradas, desde luego NI SE TE OCURRA quedarte en este hotel. A continuación El Niño de las Trencitas te cuenta su experiencia:

Para empezar el edificio, que está situado en primera línea de playa, tiene 2 plantas y muchas terrazas. Parece un hotelito con su encanto, pero el interior era lo que verdaderamente estaba podrido por dentro.

Nada más llegar cansados del viaje y de buscar el emplazamiento de este sitio, un personaje que recuerda al señor Panucci de la serie de televisión "Futurama", con muy malos modales nos informa que no tienen las habitaciones que habíamos reservado, que estaban todas completas y eso que nosotros reservamos nuestras habitaciones... CON 3 MESES DE ANTELACIÓN. Que si no nos importaba, nos trasladáramos a otro hotel, de similares características y allí encontraríamos lo mismo que en el Blue Beach. El señor Panucci nos dibujó en un trozo de papel donde se toma nota de la comida en los restaurantes, la dirección del nuevo hotel, e intentando descifrar aquel código guarrindongo, fuimos al otro hotel.

Al llegar un cartel en el que ponía "Hotel Flamenco" nos indicaba que ese era nuestro nuevo emplazamiento. Un edificio cutre y viejo de hace 30 años, en el que no había ni Dios alojado. Entramos en la recepción y nos atendió una tía que decía que no tenía nada que ver con el Blue Beach y que si quería, nos quedáramos.

Después de un mareo de hoteles, de aquí para allá, nos informaron, amenazados bajo una hoja de reclamaciones, que milagrosamente, por arte de magia, se quedaban al día siguiente libres 2 habitaciones. Aceptamos y nos fuimos por una noche al "Flamenco".

Viejo, cutre, feo, ruinoso. En una sola frase: "Un hostalucho de mala muerte". No tenía nada que ver con lo que habíamos pedido. En nuestra reserva decía "Primera línea de playa" y estaba en una quinta como mínimo. La playa que estaba en nuestro primer hotel a 10 pasos contados, estaba por palabras del Panucci a "10 minutitos andando" desde el Flamenco, cosa que era totalmente mentira ya que había que coger el coche para ir a la playa.

Pero como solo era por una noche, nos aguantamos y la pasamos allí.

He de decir, que no lo he comentado antes, que en nuestra reserva se incluía un desayuno buffet. Así que nada más levantarnos nos fuimos a desayunar al Blue Beach mientras preparaban nuestra habitación. 

Yo, iluso de mí, me esperaba un desayuno en el que abundara la fruta fresca, huevos revueltos, embutidos varios, zumos, tostadas y bollería de calidad. Pero nada más lejos de la realidad. El desayuno se componía de un paquete de pan de molde en el que las tostadas te las tenías que hacer tú mismo, cubierto por film transparente y servido en un plato sucio del año 1964. Junto a éste, otros dos platos similares donde había bollería industrial: croissants y magdalenas de oferta del Mercadona y puestos así, con los plásticos y todo. Unas cestas con mantequilla y mermelada (Que parecía membrillo) individuales y para poner fin a este "espectacular" desayuno, unos bricks de zumo del Eroski de naranja y piña. Sin jarra, ni pollas. Bueno no, la jarra estaba, pero en cuanto se terminaba el zumo de allí, te servías directamente del cartón, cual lo haces en tu casa.

Además del cabreo de ver aquel cutre desayuno, me aumentó al preguntarle al Panucci si había más mantequilla a lo cual me respondió que no, pero que "ahora vería que podía hacer" y tal cual me senté.

Cual fue mi sorpresa cuando trae un plato con unos pegotes de margarina con restos de tostadas anteriores de otros clientes. Y que me lo comiera. Y con mi cabreo (Y el hambre que tenía) me lo comí.

El resto de desayunos fueron similares pero a éstos se añadían comentarios de los empleados del hotel, que se sentaban en las mesas próximas a la nuestra, a hacer comentarios gratuitos tipo "Viva el overbooking" y "¿La hoja de reclamaciones?, ¿Que es eso?" y risas porque el primer día les pedimos la hoja de reclamaciones por impresentables y rápidamente se achantaron. También nos dijeron que el overbooking era legal y que lo de las habitaciones ocupadas no eran culpa suya. De ahí los comentarios del desayuno.


 Los desayunos:





En cuanto a las habitaciones, que puedo decir, dos camas separadas por una mesa de Ikea por la que debían de haber pasado 20 plagas de termitas debido a su ruinoso estado. Los cubrecamas de las mismas estaban plagadas de arena playera y la pared era un collage de mosquitos reventados con toda la sangre de sus víctimas distribuidos por toda la habitación. Las vistas desde la terraza era lo único que merecía la pena, pero eso sí, ten mucho cuidado si no quieres acabar como Antonio Recio cuando se asoma y se cae desde su balcón ya que la barandilla está muy inestable y se cae con tan solo un vistazo.

El cuarto de baño mantiene vidas desconocidas para la especie humana ya que el collage de mosquitos muertos se extendía hasta aquí y el suelo de la ducha tenía una alfombra, blanca en su origen, cubierta de hongos peligrosos para tus pies que la hacían de color verde. Eso si no comento que la ducha no tragaba bien el agua y salía ardiendo 3 segundos y otros 3 salía helada.


El cuarto de baño:





El servicio de limpieza era casi inexistente ya que durante mi estancia solo entraron una vez a hacernos las camas y a vaciar la papelera una vez de 7 días. Ni se molestaban en fregar, ni en barrer, ni en nada... aunque viendo los mosquitos de la pared sin quitar, el servicio de limpieza deja mucho que desear.

Las mujeres no sé, porque soy hombre, pero nosotros por la noche nos pudimos sentir mujeres ya que los mosquitos te VIOLABAN sin piedad y te destrozaban. Contadas en el cuerpo de El Niño de las Trencitas hay más de 50 picaduras, literalmente.


Los mosquitos de la pared:





Otra cosa que dejaba mucho que desear era la seguridad del hotel, que según una pegatina en la entrada era un espacio vigilado por vídeo-cámaras las 24 horas y en el tiempo que estuve allí no vi ni una. Además que las puertas de entrada a las habitaciones se tiraban con una patada y la de la entrada al hotel estaba abierta todo el día a merced de chorizos, delincuentes y bandas de las que te cascan.

En fin que si lo que quieres es ser atacado gratuitamente en los cutres desayunos por un Panucci cualquiera, dormir peor que en el suelo, ser atacado por seres que no tienen piedad de tu sangre y ver vidas extrañas en la alfombra de la ducha es que eres un tío muy raro. Pero si eres una persona normal (que supongo que sí) ve sobre-seguro y reserva en un hotel de mínimo 3 estrellas para que no te estafen.

¡Ah! y hago una petición: Que cambien el letrero de la entrada por "Cutrel Blue Beach" que es verdaderamente el título que se merece.

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Lamento haber estado ausente durante las vacaciones, queridos Trenciteros, pero es que las vacaciones son tiempo de descanso. Prometo ponerme al día con la historia. 

Con cariño: El Niño de las Trencitas.