viernes, 25 de abril de 2014

Crítica del disco "Primera Fila" de La Oreja de Van Gogh:

Después de un par de años de parón y falta de inspiración, he decidido retomar el blog con esta crítica de una de mis bandas preferidas, La Oreja de Van Gogh. Pese a que mis preferencias musicales siempre han destacado a lo largo de mis críticas, y hoy no será la excepción, me temo que La Oreja hoy se distancia del sobresaliente que en otros trabajos obtuvo.

"Primera Fila" es un álbum "en directo" grabado en México, en 2013 con colaboraciones de artistas como Samo, Natalia Lafourcade, Abel Pintos o Leonel García. Aquí te desglosamos canción por canción lo que contiene:

01. "María": Primer corte del álbum. Una... baladita del tipo "Paloma blanca" o "Un minuto más". Nos recuerda al último disco de estudio de la banda, "Cometas por el cielo", quizá por ese ukelele que tiene de base. Primer punto a favor de la canción: instrumentos frescos y nuevos. A pesar de ya tener a "Paloma blanca" como canción que lleva este instrumento, no nos disgusta que siga empleándose, pues adquiere un sonido muy "Oreja" para ciertas pistas y los lleva, tanto a Pablo Benegas como al resto de la banda, un poco lejos de su zona de confort. Aún así, la canción nos deja esa sensación de quedarnos a medias, pues esperamos hacia el final, o segunda estrofa, una unión más fluida y rápida del resto de instrumentos; pero no es así. Existe un puente de San Martín (teclados), que no destaca en absoluto y que es innecesario a nuestro parecer. Vocalmente tenemos a Natalia Lafourcade, que es quien toca el ukelele, y a Leire. A pesar de odiar las colaboraciones (donde ya nos explayaremos más abajo) la unión de dos voces que suenen tan sosegadas y casen tan bien nos hace olvidar el que sea un dúo. Por supuesto, preferíamos la versión de Leire únicamente como vocal, pero no es una colaboración que desagrade. En cuanto a la letra... ¿qué puedo decir?: fechas, flores, madrugadas, inviernos... lo de siempre, vaya. Para una pista tan calmada como esta, esa fórmula puede valer, pero el resto de canciones que ya comentaremos más abajo, no traen nada mucho más novedoso. El trasfondo de la historia parece ser una muerte, una ruptura... interpretable como uno quiera, pues si hay una cosa que amamos de La Oreja, es la de dejarnos la interpretación libre con sus metáforas para amoldar la canción a gusto personal.

Nota de la canción: 7

02. "Rosas": Vuelta a los clásicos, solo que tocados de otra manera. En este caso, la peculiar "Rosas" nos trae un ritmo más acelerado que el de la versión original, donde en el primer estribillo hay múltiples redobles de los toms de la batería de Garde. La voz de Leire termina este primer estribillo en un nuevo puente vocal, que se une hasta la segunda estrofa, donde destaca limpiamente. La canción aquí pasa a otro nivel; se vuelve más rápida, con un ritmo que nos recuerda a pistas como "París" o "Cuídate". A pesar de que nos gusta la nueva forma de "Rosas" en velocidad, la canción pierde su romanticismo por completo, con unas guitarras inexistentes, o que pasan muy desapercibido; con un puente final ("Y es que empiezo a pensar...") totalmente desconcertante, donde pierde la fuerza ganada anteriormente y que se une a un parón instrumental para escuchar unas palmas de un público que está como las guitarras: desaparecido. Otra vez, en el estribillo final se recobra la energía perdida, que por segunda vez, vuelve a perderse para dar fin a la canción, terminándola el público con un segundo estribillo final. Bastante mal. Un tema que podía haber renacido de una manera brillante por la bajada de tono de la canción, por el distinto ritmo y por el nuevo puente, pero que no se ha sabido aprovechar... Tal vez, en la próxima "Rosas 3.0"...

Nota de la canción: 6

03. "Muñeca de trapo": ¿Cómo no incluir esta? Parece ser la versión híbrida del tema de toda la vida con la versión de "Nuestra casa a la izquierda del tiempo". Un principio muy de orquesta, con los violines, pero que comienza como siempre. Sí es cierto que hay unos coros de una muchacha que son nuevos, nada destacables, y unos teclados puntuales que recuerdan a los míticos presentes en casi todas las canciones de nuestro predilecto "Dile al sol". Del resto de la pista lo único novedoso son los violines, puestos a mansalva, que dan dramatismo exagerado a la canción y un final... detestable. En el lugar donde Leire se destaca(ba) de manera impresionante, que hacía erizar la piel a todos los asistentes de un concierto, han hecho un nuevo parón. De la misma manera que en "Rosas", pero tan descafeinado y en el momento de máximo apogeo, que hace que te quedes con la boca abierta... pero de desconcierto. De lo más desechable que pueda haber en todo el álbum, y hay para un rato. El resto del final, muy similar a lo de siempre, más largo y con los citados teclados, que aunque no encajan a la perfección con el tema, son un guiño muy agradecido.

Nota de la canción: 5

04. "Mi vida sin ti": Vuelta a las colaboraciones pero... ¡novedad absoluta!. Un tema que pasó bien desapercibido en "Guapa" por llevar el lugar número 12 en aquel perfecto y lejano álbum, que fue el último que tuvo al frente a Amaia Montero. Al igual que en "Rosas", el ritmo es mucho más acelerado y pop-rockero, por eso de que hay una continua guitarra marcando la canción. Este es el ejemplo perfecto de como una canción, que ya era brillante de por sí, ha surgido como el Ave Fénix de sus cenizas, y nos brinda la ocasión de disfrutarla nuevamente en una versión que también es sobresaliente. Para nostálgicos como yo, que pensaron en su día que nunca más iban a escuchar las canciones del "Guapa" en vivo, llega "Mi vida sin ti" en colaboración con Samo. Únicamente me puedo quejar de esto. Una colaboración absolutamente innecesaria, que no despunta en ninguna parte y que el tema no pide. Gran cagada de Samo en la letra, que auxiliado por Leire, salva el tema. ¿No ves como la canción no era la indicada para cantar en dueto? Un final que porta unos teclados excelentes y una guitarra al más puro estilo Benegas, que defiende este tema con su Les Paul como nadie.

Nota de la canción: 9 (Y un 9 por la colaboración, sino, un 10).

05. "Perdida": Lo mismo que alabamos la anterior canción, con esta... no. Y es larga lista de motivos por los que tenemos que decir que no. Totalmente alejada de aquellos comienzos electrónicos que la vieron nacer en "Guapa". Si bien nos encanta que las canciones se presenten de otro formato completamente distinto y que cambien para no acabar siendo odiadas como "París" o "Puedes contar conmigo" (ya aborrecibles), "Perdida" es un intento fallido de renovación. En esta versión, se nos presenta de un formato muy rockero, o por lo menos con ese fin. Otra vez volvemos a escuchar los toms de Garde, que se van a ir viendo en varias canciones de este disco. A pesar de ser un fiel defensor y fan de Leire, y de creer que todas las canciones del grupo son del grupo y no la división "Las de Leire" y "Las de Amaia" como pueden hacer otros fans, aquí he tenido que hacer una excepción. No es que Leire no pueda cantar esta canción, sino que, o bien por esta versión, o bien porque no lo pide el tema, no casan como deberían. Con un final muy extraño, en que Leire intenta lucirse demasiado, cosa que no necesita, porque ella brilla de por sí, nos porta a aquellas canciones de Laura Pausini en vivo, en el que junto a sus coristas ofrece el micrófono al público para que canten con ella. Y es que "El chute" es una canción que, a opinión de este escritor, debería haber sido eliminada por completo.

Nota de la canción: 3

06. "El último vals": No entiendo por qué se hace nueva versión de este tema que es "relativamente reciente". Y digo "relativamente" en la vida del grupo, porque la canción tiene sus 6 añitos ya. En cualquier caso, "El último vals" es una de esas canciones bandera que nos hace volver locos cuando son tocadas en directo. En esta nueva versión, se nos presenta una canción con unas estrofas bien sosas, con los mismos y repetitivos toms de la batería del resto de canciones. Se agradece, en serio; como batería que soy, no puede haber persona que más agradezca que se destaque este instrumento, para muchos olvidado. Pero nos cansa escuchar todas las canciones con el mismo ritmo monótono. En cuanto a la tonalidad, se ha bajado al igual que en "Rosas", que a pesar de no ser un despunte histórico, no deja de gustar que se juegue con las tonalidades de las canciones. Y más si son de las míticas. El problema que trae "El último vals", es que es una canción bastante limitada. Por eso es difícil hacer una nueva versión de este tema, que a pesar de ser completamente desechable, hay que felicitar a los chicos de La Oreja por currárselo. Una anotación que venimos observando en las canciones es que todas tienen ese toque de orquesta que las hace demasiado melosas. No gusta, no atrae. No le pega a La Oreja. Pero como punto a favor de esta canción es el final: "Yo nunca olvidaré el último... vaaaaals". Ese parón SÍ es todo un acierto. Las subidas de Leire al final a lo Whitney Houston en "I will always love you"... bueno vale, pero no son de película.

Nota de la canción: 6

07. "Jueves": No me enrollaré mucho con esta. 100% prescindible, aburrida, melosa y cargante. Bien para bajar la euforia entre canción rápida y canción rápida, pero que no aporta ya. En mi opinión debió quedarse en el tour "A las cinco en el Astoria" para presentar a Leire con sus buenas cualidades vocales, pero ya... ¿qué sentido tiene tocarla? Una canción que entusiasma a todo el público, pero que ya tuvo su momento de lucidez y gloriosidad. Quizá por eso se sigue tocando. En el álbum "Primera Fila" se toca igual que siempre.

Nota de la canción: 3

08. "Deseos de cosas imposibles": A esta canción le pasa algo parecido a "Jueves". Todos los que somos fans acérrimos de esta banda recordamos aquella segunda versión que se presentó en el tour del 2009 tan acústica, tan sentimental... pero que en el tour "Cometas por el cielo" empezaban a estropear con un cajón flamenco y el bajo, y volviendo a los orígenes de la canción con la frase final "en silencio pensaré tan solo en ti", que en el "tour Astoria" se cambió por "en silencio pensaré... que reír será un lujo que olvide cuando te haya olvidado". Bueno pues aquí, se presenta la canción de nuevo en una aborrecible colaboración con Abel Pintos, que más que colaboración hace la tarea de coros, ignorando la segunda estrofa, de la que se encarga él. Algo con lo que quiero cargar dúramente y desde un punto de vista muy personal es que me parece UN CRIMEN (escrito en mayúsculas, negrita y subrayado) que se cambie la letra de una canción. Abel Pintos versiona a su parecer la frase "prometo llamarle amor mío a la primera que no me haga daño", algo que cambia la fluidez de la letra con la música. Una letra es una letra y el cambio de "al primero" a "a la primera" parece una solemne tontería, pero no lo es. Desahogado, continuo con "Deseos de cosas imposibles", en la que el ritmo se pone algo más alegre. Ya no es tan acústica como antes y a mí parecer, eso ha hecho que dejara de transmitir. Una canción que ya puede ser eliminada de las setlists en directo, como "Jueves". Una pena, porque la canción había logrado ser de 10 reduciéndola tan solo a un piano y una guitarra acústica.

Nota de la canción: 3

09. "Una y otra vez": La segunda inédita. Una canción que, a modo de anécdota, comienza su estribillo con la frase "Por eso cada noche..." y que recuerda a "Rosas" en ese sentido. La letra de esta canción es más elaborada, incluso me atrevería a decir que gran parte es escrita por Pablo Benegas. La canción tira más bien a ser una medio-balada, una canción pop-melancólica del estilo de "Irreversible" en "Guapa", pero que nada tiene que ver con ésta. Sorprendentemente es una canción bastante pegadiza y agradable al oído, de esas que tienes la sensación de haber escuchado antes, pero con una personalidad muy marcada. El piano de San Martín es de agradecer a lo largo de todo el tema. También hay una característica parte de lo que pudiera recordar a un laúd, al más puro estilo de Juan Aguirre de Amaral. Curioso. La letra es a libre interpretación de cada uno. Parece ser desamor, pero la auténtica realidad es que no nos hemos parado a analizarla con detenimiento. Pero los juegos de palabras son bastante inteligentes.

Nota de la canción: 9.

10. "París": Nueva versión, bastante sorprendente también. En principio, comienza con el estribillo directo, cantado prácticamente por Leire a capela con unos teclados muy estilo "iglesia-corales". Luego el tema empieza de forma normal, con una muy marcada voz de la corista que colaboró en este concierto con la banda y de la que desconocemos el nombre. Batería y guitarras se alían a la perfección, como siempre, en este tema que tantas giras nos ha acompañado; y el theremín, que es el instrumento que suena al final de la canción, brilla de manera especial, recordando a como fue tocada en la gira "Cometas por el cielo". La canción también ha sido cambiada de tonalidad, algo que la favorece al 100%. Lo único malo, el, de nuevo, parón que se hace en el puente final, que también sobraba. A pesar de esto, La Oreja de Van Gogh ha sabido aprovechar la canción y nos ofrece una casi-perfecta nueva versión de "París".

Nota de la canción: 8.

11. "El primer día del resto de mi vida (y la gran pasión de La Oreja de Van Gogh por los títulos kilométricos)": Primer single de este álbum y canción inédita. Lamentablemente tenemos que cargar de nuevo con este tema. Pero no demasiado. Es una canción de melodía muy pegadiza, que a pesar de que no nos llegó nada más ser escuchada por primera vez, reconocemos abiertamente que no podemos dejar de cantar los coros tan pegadizos que aparecen en la pista. Lo que es, es, y La Oreja siempre fue fábrica nº1 de melodías pegadizas en este país... ¿Y por qué no decirlo? del mundo también. Aquí nos encontramos un poco de todo: bajo muy potente, batería que invita al público a dar palmas, acordes de guitarra alegre y ¡por fin! nos olvidamos por un rato del piano machacón que hemos oído a lo largo de las 10 canciones anteriores. Letra pobre, como lo que vienen mostrando desde finales de "A las cinco en el Astoria". La Oreja continúa en su línea de hacer canciones con las palabras "mar", "baile", "vida", "respirar", "luna", "llorar"... parece que no hay más cosas de las que hablar. Y principalmente es de ahí nuestro descontento con esta canción. Pero el aprobado lo tiene.

Nota de la canción: 7.

12. "La playa": Vuelta a los aborrecibles clásicos de ayer y el eterno hoy. Esta vez en la última colaboración del disco con Leonel García. La canción, al igual que "Muñeca de trapo", es la mezcla del tema que todos conocemos con "Nuestra casa a la izquierda del tiempo". Más de lo mismo: orquestas que sobran, cantantes que se exceden luciéndose (Leonel, hacia el final del tema) y parte de instrumentos que no se distinguen. Con un final que reúne la versión de "La playa" que se tocó en la gira "Astoria" y la nueva versión de "El último vals" (lo que te comentamos antes de Whitney Houston). No hay mucho más que decir.

Nota de la canción: 4.

13. "La niña que llora en tus fiestas": Un guitarrero comienzo que recuerda a "No sé qué hacer con mi vida" de Amaral, pero que luego se hace bastante simple hacia el estribillo, que pierde toda la fuerza que tuvo la pasada gira. Aún así, Haritz Garde hace un trabajo brutal en su instrumento. Sentimos cada golpe que da en su (y nuestra también) adorada batería Mapex. Dentro de lo que cabe, la canción es la más intacta de todas las que hay en el CD. 

Nota de la canción: 7.

14. "Cuando dices adiós": Acierto directo de los donostiarras. Un híbrido entre "Apareces tú", "Vuelve" y "Lo mejor está por llegar" de El Sueño de Morfeo forma la nueva y última canción de las inéditas del CD "Primera Fila". Buenísima de instrumentos, de letra... no tan pobre como lo que venimos viendo, pero poco currada. Y es que sorprende escuchar a una Oreja tan guitarrera como la que está presente en este tema. Aún así, vemos que es un single en potencia y nos encanta. Destacan los coros.

Nota de la canción: 9

15. "Cometas por el cielo": Algo más apagada que la versión que todos conocemos, pero donde se escucha nítidez instrumental, cosa que en el disco al que pertenecía no nos dejaba ver. Segundo parón acertado en la frase "Y que pequeños nos verán...". Luego el tema coge fuerza en el final, donde el público se motiva a corear con una entusiasmada Leire que ofrece el micro a los asistentes en directo. Aunque este tema nos gusta muy cañero para cerrar el final del concierto como se merece, no es tan desagradable escucharlo algo más apagado. Aquí termina el CD.

Nota de la canción: 5

Nota media del disco "Primera fila": 5,6.

Crítica general: Es la versión 2.0 de "Nuestra casa a la izquierda del tiempo", con mucha parafernalia, instrumentos y parones que sobran tanto como las colaboraciones. Donde las letras de las nuevas canciones no cuentan nada nuevo y las canciones viejas están poco o nada trabajadas para renovarlas. Donde hay una buena intención de incluir canciones como "Mi vida sin ti" o "Perdida", con aciertos o desaciertos, pero que, prácticamente trae lo mismo de siempre: "Rosas", "Jueves", "París"... canciones de las que todos nos sentimos un poco cansados de escuchar. Nos hubiera gustado un disco en directo, además directo puro, donde escuchar canciones como "Pesadilla", "El Libro", "Mariposa", "Qué puedo pedir", "Los amantes del Círculo Polar"... canciones cojonudas que no han cuajado por algún motivo y que deseamos con todo nuestro corazón volver a escuchar algún día. En definitiva, un disco innecesario, que agradecemos a La Oreja de Van Gogh, pero que no nos ha gustado, prácticamente en absoluto.